Siete años después de su última edición, Cuatro ha recuperado ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Con la magnífica Luján Argüelles al frente, un casting de diez y un montaje que es uno de sus puntos fuertes, han demostrado que siguen en plena forma.
Los cinco participantes, con la ayuda de sus progenitoras, han buscado el amor gracias a un variopinto grupo de pretendientes.
El reggaetonero Sequera ha promocionado su carrera de cantante, presumiendo de look de barrio. No parecía especialmente interesado en conocer a nadie y ha elegido irse con su madre Mayka.
Rubén, tras mirarse mucho al espejo, ha terminado acompañado por Fernando con el beneplácito de Mariví.
Erik iba de tipo duro y ha acabado llorando a moco tendido. Sin embargo, no veo a Camelia muy por la labor de mudarse a Lorca y darle a Mari Carmen sus tan ansiados nietos.
¿Qué decir de los Montenegro? Maravilloso el tono culebronesco de la voz en off. Valeria es el clasismo en estado puro y Alejandro no se moja ni bañándose. Todo sonrisas falsas que le han llevado a quedarse solo.
El tándem Christian-Begoña ha sido mi favorito. Ella merece una carrera en el mundo del entretenimiento televisivo y él ha aportado algo de normalidad. Dudo que su relación con Irma prospere, porque buscan cosas distintas, aunque nunca se sabe.
El formato, de origen nacional, debutó en 2012 y esta ha sido su sexta edición. Las audiencias no le han apoyado en exceso. Su estreno suscitó interés, pero luego ha registrado datos más discretos. No obstante, las risas han estado garantizadas por lo que hago un llamamiento para su renovación.
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