La segunda temporada de El Ministerio del tiempo se me ha hecho larga. Los episodios, como en la anterior, tienen una duración media de 70 minutos, pero mientras la primera entrega consta de ocho capítulos, esta son trece.
No es que no me haya gustado y entretenido, aunque sí me ha parecido que se eterniza un poco.
Julián está ausente prácticamente la mitad de la temporada y su hueco es sustituido por Pacino (Hugo Silva), un policía venido de los ochenta.
La serie gana con el cambio, con un protagonista menos intenso y atormentado y con más sentido del humor.
El desfile de personajes históricos continúa siendo impresionante con un falso Cid, Miguel de Cervantes, Cristóbal Colón y Felipe II.
Además de reencontrarnos con Lope de Vega y Diego de Velázquez, cuyo egocentrismo es maravilloso.
Intervienen numerosos secundarios muy conocidos como Nadia de Santiago (Las chicas del cable, El tiempo que te doy), Pedro Alonso (Berlín), Patrick Criado (Vivir sin permiso) y Anna Castillo (Un cuento perfecto).
La trama no avanza en exceso y sigue la estela de la primera.
Veré la tercera, pero, tras comprobar que también cuenta con trece episodios, dejaré pasar un tiempo antes de empezarla.
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