El 14 de febrero Netflix estrenó la primera mitad de la quinta y última, temporada de 'Las chicas del cable'. La segunda tanda de la serie, que ha marcado un hito por tratarse de la primera producción española de la plataforma, aún no tiene fecha de estreno.
Con un salto temporal de siete años los capítulos finales prometen ser más dramáticos y se enmarcan en plena Guerra Civil española. Para ponerme al día, y llegar a estos nuevos episodios, he tenido que ver la cuarta temporada, que la tenía pendiente. ¿La repasamos juntos?
Se inicia en plena República, una época en la que las mujeres ganaron libertad e independencia, y nos muestra a Carlota presentándose a la alcaldía de Madrid. Sin embargo, una enrevesada trama hace que acabe en la cárcel, acusada de asesinato, y sus amigas harán todo lo posible para sacarla de allí.
Este es el eje central de la temporada. Mientras tanto, Francisco sigue en coma, del que despierta amnésico, y un Carlos corroído por los celos le oculta esta información a Lidia.
Carmen Cifuentes reaparece, tras su estancia en prisión, tan malvada como siempre y manipulando a todos, y Lidia se ve obligada a poner tierra de por medio para proteger a Eva, abandonando Madrid para mudarse a América con la niña y Francisco.
Marga y Pablo se divorcian, gracias a las nuevas leyes, pero se reconcilian, a medida que avanza la historia, y montan una gestoría juntos.
Ángela se convierte en "El mirlo", el nuevo mafioso de la ciudad, y también se reconcilia con Cuevas, que abandona a su mujer. Ya se había anunciado que Maggie Civantos, la actriz que la interpreta, abandonaría la serie tras la cuarta temporada. Lo que no esperaba es que el final del personaje fuese la muerte, en la huida de prisión.
La trama ha mantenido un buen ritmo y no se me ha hecho pesada. No me convence la vuelta de Carmen Cifuentes, que resulta increíble teniendo en cuenta todo lo ocurrido, ni la muerte de Ángela, que se podía haber evitado mandándola a vivir a otro país, por ejemplo.
Veremos qué nos depara la quinta y última entrega, aunque miedo me da con la Guerra de por medio…
Más sobre 'Las chicas del cable':
Con un salto temporal de siete años los capítulos finales prometen ser más dramáticos y se enmarcan en plena Guerra Civil española. Para ponerme al día, y llegar a estos nuevos episodios, he tenido que ver la cuarta temporada, que la tenía pendiente. ¿La repasamos juntos?
Se inicia en plena República, una época en la que las mujeres ganaron libertad e independencia, y nos muestra a Carlota presentándose a la alcaldía de Madrid. Sin embargo, una enrevesada trama hace que acabe en la cárcel, acusada de asesinato, y sus amigas harán todo lo posible para sacarla de allí.
Este es el eje central de la temporada. Mientras tanto, Francisco sigue en coma, del que despierta amnésico, y un Carlos corroído por los celos le oculta esta información a Lidia.
Carmen Cifuentes reaparece, tras su estancia en prisión, tan malvada como siempre y manipulando a todos, y Lidia se ve obligada a poner tierra de por medio para proteger a Eva, abandonando Madrid para mudarse a América con la niña y Francisco.
Marga y Pablo se divorcian, gracias a las nuevas leyes, pero se reconcilian, a medida que avanza la historia, y montan una gestoría juntos.
Ángela se convierte en "El mirlo", el nuevo mafioso de la ciudad, y también se reconcilia con Cuevas, que abandona a su mujer. Ya se había anunciado que Maggie Civantos, la actriz que la interpreta, abandonaría la serie tras la cuarta temporada. Lo que no esperaba es que el final del personaje fuese la muerte, en la huida de prisión.
La trama ha mantenido un buen ritmo y no se me ha hecho pesada. No me convence la vuelta de Carmen Cifuentes, que resulta increíble teniendo en cuenta todo lo ocurrido, ni la muerte de Ángela, que se podía haber evitado mandándola a vivir a otro país, por ejemplo.
Veremos qué nos depara la quinta y última entrega, aunque miedo me da con la Guerra de por medio…
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