Los 2000 tuvieron multitud de comedias románticas y, en concreto, estas tres nos transportan a Las Vegas, Nueva York y Alabama.
Algo pasa en Las Vegas
A Joy la deja su prometido y a Jack le despide su propio padre. Los dos viajan, acompañados de sus mejores amigos, a Las Vegas a olvidar sus penas. Allí una confusión con las habitaciones de hotel hace que se conozcan y pasen una noche loca que acaba en boda.
La mañana siguiente, Jack gana 3 millones de dólares en una máquina tragaperras usando una moneda de Joy. Ambos quieren el dinero y el juez les obliga a permanecer seis meses casados, asistiendo a terapia de pareja, para intentar hacer funcionar su matrimonio.
A partir de ahí comienza una sucesión de zancadillas mutuas para lograr el divorcio, pero del odio al amor... Gamberra y divertida, es más comedia que romántica. Se les va un poco la mano con algunas maldades, aunque la escena final en el faro es muy bonita.
Sweet home Alabama
Melanie Carmichael es una exitosa diseñadora en Nueva York que se ha comprometido con el hijo de la alcaldesa. Sin embargo, antes de pasar por el altar tiene que regresar a su casa, en Alabama, y divorciarse de su amor de la juventud Jake.
Los contrastes entre el Norte y el Sur de EE UU y entre la ciudad y el mundo rural son enormes. El plantel de secundarios da mucho color y ritmo a la trama y la relación desde la niñez de Melanie y Jake resulta enternecedora.
Su diálogo mítico:
- ¿Para qué
quieres estar casada conmigo?
- Para besarte
siempre que me apetezca.
27 vestidos
Jane ha sido dama de honor en 27 bodas: asiáticas, hindúes, de estilo cowboy, sureñas e incluso submarinas. Es la perfecta amiga que organiza, apoya y ayuda a todas en su gran día. Está secretamente enamorada de su jefe y aguanta estoicamente que este se comprometa con su hermana y verse envuelta en los preparativos del enlace entre ambos.
Su vida llama la atención del periodista de la sección de Sociedad Kevin Doyle quien ve en ella una historia interesante para su diario. Sin embargo, tras vencer su inicial antipatía los dos descubren que tienen más en común de lo que parece a simple vista.
Una de las partes más conmovedoras es cuando Kevin cuenta que su momento favorito de las bodas es mirar la cara del novio cuando la novia camina hacia el altar.
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