Los carteles promocionales de la sexta temporada de Virgin River (Un lugar para soñar) ya avanzaban que el plato fuerte sería la boda de la pareja protagonista. Tras varias idas y venidas Mel y Jack han encontrado la estabilidad y están dispuestos a oficializar su compromiso.
Sus amigos, y más concretamente Hope, se ven inmersos en la organización del enlace.
Esta ha sido una de mis temporadas preferidas, ya que la carga dramática ha sido menor.
Tenemos bastantes parejas estables como Preacher y Kaia, Doc y Hope, y los ilusionados, a la par que aterrorizados, futuros padres Lizzie y Denny. Sigue en el aire qué va a pasar entre Brady y Brie. La abogada marea bastante la perdiz, aunque apunta a que continuará con Mike.
Mel establece una relación con su padre biológico y nos muestran la historia de amor de sus progenitores.
Entre las tramas turbias, por fin Preacher es absuelto de encubrir un crimen y nos queda saber qué ha pasado con la pobre Charmaine, que no tiene mucha suerte en la vida.
Hay más emergencias médicas que en anteriores tandas y tenemos el cáncer de Muriel del que deseamos que se recupere.
Está renovada para una séptima temporada en la que descubriremos qué pasa con la posibilidad de que Mel y Jack adopten un bebé.
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