La quinta temporada de Virgin River (ya está renovada para una sexta) está dividida en diez episodios, estrenados en septiembre, y dos episodios de Navidad, que han visto la luz a finales de noviembre.
Siendo optimista pensaba que las festividades ablandarían el corazón de los guionistas y nos ofrecerían unas tramas más positivas. Sin embargo, pese a que el tono general sí es más alegre, sigue habiendo historias bien turbias de esas que les encantan contarnos...
Tras descubrir que Jack no es el padre de los gemelos de Charmaine y sí del bebé de Mel ambos están felices y contentos. La alegría les dura bien poco porque Mel aborta, un giro de los acontecimientos que resulta de lo más cruel. Finalmente, van a adquirir la granja de Lilly y el tema de la descendencia queda abierto.
Por su parte, Mel encuentra a su padre biológico (y asume con una naturalidad pasmosa que no es hija del que hasta ahora creía que era su progenitor). Suponemos que será un personaje que dará que hablar en el futuro.
A los que mejor les va es a Doc y a Hope, que se van a volver a casar, y a Denny y Lizzie, que van a ser padres. Aún así la posible ceguera de Doc y la enfermedad de Denny, con la posibilidad de que se la contagie a su hija, rondan a las parejas.
Las turbiedades vienen de la mano de Preacher y Paige (que vuelve y se va como si nada) y ese cadáver en el bosque, del narcotraficante relacionado con la nueva novia de Brady y de Calvin como padre de esos pobres gemelos que por fin han nacido.
Quitando estas nimiedades, Virgin River no transcurre a un ritmo excesivo, es agradable y nos regala escenas tan entrañables como la de las amigas de la tercera edad relajándose en un spa.
Más sobre Virgin River:
Comentarios