Los personajes de Colin Bridgerton y Penelope Featherington protagonizan la tercera temporada de Bridgerton.
Tiene varias diferencias con sus predecesoras. Por una parte, conocemos a la pareja y su pasado desde el inicio y, por otra, sabemos que ella es la verdadera lady Whistledown.
Netflix la ha estrenado en dos partes (cada una de cuatro episodios) y la historia está claramente diferenciada entre ambas.
En la primera, Penelope es consciente de que esta puede ser su última oportunidad de encontrar marido y se pone manos a la obra para lograrlo: cambio de look y vestuario, lecciones de ligoteo de la época gracias a Colin...
Al mismo tiempo, el tercero de los hermanos Bridgerton se empieza a dar cuenta de que la que él creía que era su amiga íntima quizá signifique para él algo más.
La segunda tanda, con la pareja finalmente comprometida, se centra en el secreto de lady Whistledown. La reina quiere descubrirlo a toda costa, Pen se esfuerza en ocultarlo y la villana Cressida se involucra en la trama.
Confieso que, pese a su egoísmo, me da pena la rubia mimada que se está convirtiendo en una solterona.
Como sus predecesoras, la temporada es ligera, cómica, romántica y entretenida.
Hay que destacar el protagonismo de Francesca (con cambio de actriz incluido), que estaba prácticamente ausente en las anteriores entregas, así como la incipiente relación entre la matriarca y el hermano de lady Danbury.
Hasta el momento, el vizconde Anthony y Kate siguen siendo mis favoritos y hubiera agradecido un papel un poco más activo para ellos.
Veremos cómo dejan el listón el bohemio Benedict y su futura partenaire Sophie.
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