Desde su estreno, en 2021, tenía pendiente ver La asistenta. Sus buenas críticas, tanto a las interpretaciones de sus protagonistas como a la trama en sí, la avalaban, pero la dureza de los temas tratados hacía que me costase empezarla.
Es una miniserie de diez episodios que cuenta la historia de Alex, una chica joven que huye de una relación abusiva con su hija de dos años.
Consigue un trabajo en una agencia como empleada doméstica y tiene que luchar con una madre bipolar sin medicar, un ex novio alcohólico y violento, y, sobre todo, el sistema de ayudas y judicial estadounidense.
Todo ello para labrarse un futuro mejor para ella y la pequeña Maddy y alcanzar su sueño de estudiar en la universidad.
Basada en el libro autobiográfico de Stephanie Land, el tono de su argumento es relativamente positivo teniendo en cuenta de lo que habla.
Me ha gustado bastante. Sin embargo, me ha resultado muy agobiante ver que la protagonista y su bebé están constantemente buscando distintos techos bajo los que vivir.
Como curiosidad, el papel del ex novio está interpretado por un irreconocible Nick Robinson, a quien recordamos en su juventud por ser el sobrino de Mel en Melissa & Joey.
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