El punto de partida de la segunda, y última, temporada de "Vida perfecta" es opuesto al de la primera. Si al inicio de la historia veíamos al trío de mujeres protagonistas de la serie sumidas en distintas crisis existenciales, ahora encontramos a Esther y Cris felices y contentas, pero ¿es oro todo lo que reluce? Sin duda no.
Los seis capítulos de esta tanda final nos presentan a una María desbordada por la maternidad. Nada es como ella esperaba, se encuentra muy sola y no acaba de crear apego con el bebé. El personaje refleja perfectamente sombras de la maternidad que no se tienden a mostrar.
Por su parte, Cris y Pablo abren su relación a terceras personas, aunque descubrirán que la teoría es más sencilla que la práctica y que sus decisiones tienen efecto directo sobre sus hijas. Además, Cris sentirá una atracción irrefrenable por Álex, que no será correspondida en igual medida.
Por último, Esther inicia una relación estable con Julia, con quien planea casarse, pero su miedo al compromiso volverá a aparecer.
Las tres avanzarán, tomarán decisiones difíciles y se conocerán más a sí mismas. Es una pena que Leticia Dolera, creadora de la serie, no vaya a darle continuidad porque las andanzas de este trío de mujeres darían para bastantes más episodios.
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