Geralt y Ciri se encuentran, por fin, al final de la primera temporada de "The witcher" y la unión entre ellos, estilo padre-hija, se crea y se mantiene.
Conoceremos más sobre los orígenes de Geralt y sobre el resto de brujos y su mentor, Vesemir, cuando ambos se instalen en su guarida. Además, Ciri empezará a entrenar y demostrará que no es una princesa indefensa.
En cuanto a Yennefer, tras sobrevivir a la batalla, se verá inmersa en una trama con la ambiciosa Fringilla y la elfa Francesca, a través de la que descubriremos a los elfos, su mala relación con los humanos y sus problemas como raza. Las tres anhelan cosas distintas y una bruja promete conseguírselas, aunque lo que en realidad quiere es llegar hasta Ciri.
Precisamente esa es la clave de toda la segunda temporada de "The witcher": todos quieren a Ciri y su poder. Mientras ella, con la ayuda de Geralt, trata de defenderse y de aprender a controlar su enorme fuerza la perseguirán de todos los bandos imaginables.
Es el personaje que más evoluciona, pasando de niña a jovencita y viviendo muchas experiencias negativas por el camino.
Yennefer sigue siendo muy ambiciosa, pese a tener buen corazón, y vemos el lado más humano de Geralt en su preocupación desinteresada por Ciri.
Esta temporada mejora bastante respecto a la anterior, que era más introductoria. Se abren nuevas tramas y se desvela un secreto que dará que hablar en la futura entrega: el emperador Emhyr es, nada más y nada menos, que el padre de Ciri.
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