En su segunda temporada los habitantes de "Virgin River" siguen sin sonreír y, aunque los paisajes son espectaculares, la serie continúa siendo bastante lúgubre. Sin embargo, cuando te acostumbras a ellos, no deja de ser una historia mayoritariamente amable y fácil de ver.
La relación amorosa entre la enfermera Mel y el exmarine Jack tiene sus idas y venidas. No ayuda que se mantenga al acecho la exnovia de Jack, Charmaine, embarazada nada más y nada menos que de gemelos; ni que el recuerdo del marido fallecido de Mel esté aún muy presente.
De la trama del tráfico de drogas mejor ni hablamos, porque está metida con calzador.
Lo que sí se agradece es el peso que han adquirido los secundarios. La relación amorosa entre el doctor y Hope da un punto de humor y es enternecedora; Preacher y Paige siguen con bastante lío con el marido maltratador de ella; y la llegada de la rebelde Lizzie ha otorgado protagonismo a Ricky.
Renovada para una tercera temporada, que se estrena el 9 de julio, estamos deseosos de volver a disfrutar de sus impresionantes escenarios y del adorable perrito que han incorporado al elenco.
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