Coronado y Álex González juntos de nuevo de la mano de Aitor Gabilondo, uno de los creadores de 'El príncipe'. Sólo por eso 'Vivir sin permiso' merecía una oportunidad, pese a que el tema del narcotráfico me diese una pereza tremenda, por estar excesivamente trillado.
Empecemos por el principio: Coronado encarna a Nemo Bandeira, un poderoso empresario y narcotraficante que controla el pueblecito gallego de Oeste. Nemo está acostumbrado a que todos le teman y se plieguen a sus deseos, hasta que se encuentra con un enemigo al que no puede hacer frente: el alzhéimer.
Decide ocultárselo a su familia y dejar sus asuntos en orden antes de que la enfermedad empeore. Sólo se lo confía a su más fiel amigo Ferro (impresionante la actuación de Luis Zahera, en el papel de fiel aliado y matón de su jefe y con mucha vis cómica).
¿Quiénes son la familia de Nemo? Tenemos a su mujer Chon, con la que se casó por los negocios de su padre, y a sus hijos Nina y Carlos. Nina es una niña mimada a la que han puesto una galería de arte y Carlos es un rebelde sin causa, gay y drogadicto. La pareja de Carlos es Alejandro, un profesor de instituto al que da vida un irreconocible Ricardo Gómez, el inolvidable Carlitos de 'Cuéntame'.
También hay otras dos personas muy cercanas a Nemo: Mario Mendoza, el hijo de uno de sus mejores amigos al que ha criado, como si fuera propio, tras la muerte de su padre; y Lara, la hija no reconocida que tuvo con su gran amor Ada.
¿Quién será el heredero?
La interpretación de Álex González como Mario, un personaje que, pese a no tener escrúpulos muestra su lado más vulnerable, y mantiene una relación de amor-odio hacia Nemo me ha convencido. Se nota muchísimo la evolución desde sus primeros trabajos y protagonizar la segunda serie con alguien del talento de Coronado le ha ayudado.
La que no me ha acabado de cuadrar es Claudia Traisac. Lara es un rol con mucha fuerza porque ha vivido ninguneada por su padre y odiándolo, aunque no deja de ser su padre, y a Traisac la encuentro un tanto forzada.
La serie mantiene el ritmo y se centra más en las relaciones familiares y la lucha de poder que en el narcotráfico.
No me convence la incorporación, en los últimos capítulos, de los personajes de Berta (Leonor Watling) y Daniel, la hermana y el sobrino de Chon, que viven en México. Para imitar el acento mexicano lo mejor hubiera sido apostar por intérpretes del país azteca. Además, con la trama iniciada, corren el riesgo de caer en el clásico culebrón.
No obstante, la última escena es espectacular y deja entrever que la segunda temporada se presenta de infarto, con un Nemo al que sus enemigos daban por derrotado, pero que aún tiene mucho que decir.
Por si os animáis a verla os dejo un mapa con las relaciones entre los principales personajes.
Empecemos por el principio: Coronado encarna a Nemo Bandeira, un poderoso empresario y narcotraficante que controla el pueblecito gallego de Oeste. Nemo está acostumbrado a que todos le teman y se plieguen a sus deseos, hasta que se encuentra con un enemigo al que no puede hacer frente: el alzhéimer.
Decide ocultárselo a su familia y dejar sus asuntos en orden antes de que la enfermedad empeore. Sólo se lo confía a su más fiel amigo Ferro (impresionante la actuación de Luis Zahera, en el papel de fiel aliado y matón de su jefe y con mucha vis cómica).
¿Quiénes son la familia de Nemo? Tenemos a su mujer Chon, con la que se casó por los negocios de su padre, y a sus hijos Nina y Carlos. Nina es una niña mimada a la que han puesto una galería de arte y Carlos es un rebelde sin causa, gay y drogadicto. La pareja de Carlos es Alejandro, un profesor de instituto al que da vida un irreconocible Ricardo Gómez, el inolvidable Carlitos de 'Cuéntame'.
También hay otras dos personas muy cercanas a Nemo: Mario Mendoza, el hijo de uno de sus mejores amigos al que ha criado, como si fuera propio, tras la muerte de su padre; y Lara, la hija no reconocida que tuvo con su gran amor Ada.
¿Quién será el heredero?
La interpretación de Álex González como Mario, un personaje que, pese a no tener escrúpulos muestra su lado más vulnerable, y mantiene una relación de amor-odio hacia Nemo me ha convencido. Se nota muchísimo la evolución desde sus primeros trabajos y protagonizar la segunda serie con alguien del talento de Coronado le ha ayudado.
La que no me ha acabado de cuadrar es Claudia Traisac. Lara es un rol con mucha fuerza porque ha vivido ninguneada por su padre y odiándolo, aunque no deja de ser su padre, y a Traisac la encuentro un tanto forzada.
La serie mantiene el ritmo y se centra más en las relaciones familiares y la lucha de poder que en el narcotráfico.
No me convence la incorporación, en los últimos capítulos, de los personajes de Berta (Leonor Watling) y Daniel, la hermana y el sobrino de Chon, que viven en México. Para imitar el acento mexicano lo mejor hubiera sido apostar por intérpretes del país azteca. Además, con la trama iniciada, corren el riesgo de caer en el clásico culebrón.
No obstante, la última escena es espectacular y deja entrever que la segunda temporada se presenta de infarto, con un Nemo al que sus enemigos daban por derrotado, pero que aún tiene mucho que decir.
Por si os animáis a verla os dejo un mapa con las relaciones entre los principales personajes.
Comentarios