'Padres forzosos' fue una de esas
series clásicas de entre los 80 y los 90 que junto a 'El príncipe de Bel Air', 'Cosas de casa', 'Salvados por la campana'… se convirtieron en auténticos
clásicos de las sit-com (comedias con
episodios de unos 20 minutos de duración).
Se caracterizaba por ser la que más moralina tenía de todas y no había capítulo
que no acabase en abrazos. Desde que terminó hemos visto a sus protagonistas en
series como 'Glee' y '90210' y en multitud de películas navideñas de Hallmark Channel.
Netflix ha apostado por su secuela dando una ligera vuelta de tuerca a la
historia: los padres son madres y las niñas son niños. D. J. Tanner (Candace Cameron Bure, la hija mayor) es una joven viuda con tres hijos de 13 años, 7
años y un bebé. Trabaja como veterinaria y reside en la casa familiar de San Francisco con su padre y sus tíos, que la ayudan con los niños. Sin embargo,
súbitos cambios laborales hacen que todos tengan que mudarse a distintas
ciudades dejándola sola.
A su rescate acude su hermana Stephanie (la hija mediana) que es una DJ
que viaja por el mundo con su música (y ocasional cantante, como demuestra en
varios episodios), pero abandona su vida itinerante para dedicarse a su
familia.
A ellas se une Kimmy Gibbler, mítica mejor amiga de D.J. desde su
adolescencia, que sigue tan excéntrica como siempre. Kimmy está separada de su
marido y aporta a la nueva "recién creada familia" a Ramona, su hija
adolescente.
Todo el elenco original aparece en diversos capítulos a lo largo de esta
primera temporada, compuesta por 13 episodios. La única excepción son las
gemelas Olsen, que interpretaban a Michelle, la hermana pequeña, y están muy
ocupadas con su línea de ropa. En diversos momentos se hace alusión a ellas,
realizando incluso alguna broma sobre su ausencia.
Lo mejor de ‘Fuller House’ son los momentos en los que recuerdan escenas
de la original o repiten típicos gags. Si lo que buscas es una serie blanca,
que no te haga pensar y te traiga agradables memorias esta es una buena
elección. La única pega es que la moralina sigue presente, pero era muy de
esperar por lo que se lo perdonamos. Netflix la ha
renovado para una segunda temporada y yo también seguiré con ella.
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