Tras una época plagada de galardones
llega la alfombra roja por antonomasia: la de los Oscars. Como en ediciones
anteriores (2012, 2013) ha habido un poco de todo. Vamos a empezar por las
premiadas.
Julianne Moore se hizo con la
estatuilla de Mejor actriz por su papel en 'Siempre Alice'. Moore es una gran
intérprete y estoy segura de que merecía el Oscar. Desgraciadamente, patinó con
su vestido tanto por el color como por la forma del escote.
Patricia Arquette fue elegida Mejor
actriz secundaria por 'Boyhood' y en su discurso hizo un alegato a favor de los
derechos de las mujeres. Arquette me resulta especialmente simpática desde la
serie 'Medium', aunque tampoco estuvo acertada con un modelo que acentuaba sus
hombros y sus formas.
De la alfombra roja destaco las tres
peores y las tres mejores. Entre las primeras Jennifer Aniston que, en contra
de lo que nos tiene acostumbrados, iba sosa con un color que, pese a estar de
moda, no es nada favorecedor, y un estilo demasiado despeinado.
Los dos tejidos y tonos del vestido de
Jessica Chastain le daban un aire vulgar.
La banda negra en la espalda y esas
horripilantes formas metalizadas convierten a Naomi Watts en la peor vestida de
la noche.
En el extremo opuesto, Emma Stone
acertó de pleno. Lució un vestido verde precioso de pedrería, con el que
sugería más que enseñaba, y que estaba muy bien combinado con los zapatos. Todo
ello coronado por un recogido muy favorecedor y unos labios pintados de rojo.
Impecable.
Ni suele estar en mi lista de
favoritas, por su estilo demasiado embutido, ni ese color es santo de mi
devoción, pero debo reconocer que Jennifer López estaba espectacular con un Elie
Saab de pedrería y tul. 'Look' princesa total al que ayudaba el recogido. El
escote un poco más cerrado hubiera puesto el broche perfecto.
¿La mejor? Un clásico: Gwyneth Paltrow.
De 10 de los pies a la cabeza.
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